Los supermercados están meticulosamente diseñados para maximizar las ventas.

¿Qué estrategias Inteligentes utilizan los supermercados para fomentar las compras?

Los supermercados son maestros en el arte de influir en nuestras decisiones de compra. A través de diversas técnicas de marketing

Los supermercados son maestros en el arte de influir en nuestras decisiones de compra. A través de diversas técnicas de marketing.

 Los productos de poca demanda se colocan en áreas estratégicas y de fácil acceso, como los pasillos principales y las estanterías a nivel de los ojos.

Los artículos de primera necesidad, como lácteos y productos básicos, se sitúan en áreas separadas y estanterías bajas, lo que requiere que los clientes recorran todo el supermercado y pasen por otros pasillos llenos de productos atractivos en su camino.

Compras impulsivas, como golosinas y revistas, se ubican cerca de las cajas registradoras, donde es más probable que los clientes los añadan a su compra de último momento mientras esperan su turno.

Cadenas como Mercadona han retirado de sus tiendas el carrito pequeño sustituyéndolo por un carro normal pero más pequeño, al no tener otra opción cuando vas a comprar tu mente tiende a llenarlo. Cuanto más grande sea el espacio, más compras.

En los supermercados, la entrada generalmente se encuentra a la derecha. La mayoría de los consumidores son diestros, por lo tanto, tienen la tendencia de recorrer el supermercado en sentido de las agujas del reloj. Al colocar la entrada a la derecha y las cajas a la izquierda, se obliga a los consumidores a desplazarse en sentido contrario a las agujas del reloj para avanzar por los pasillos hasta llegar a las cajas, cuanto más tiempo pasemos dentro del establecimiento, mayor probabilidad habrá de que acabemos comprando algo.

También emplean una variedad de tácticas de precios para influir en nuestras decisiones. Los descuentos por volumen, como "compra uno y lleva el segundo al 50% de descuento", nos motivan a adquirir más productos de los que originalmente teníamos en mente. Los precios terminados en 9 (por ejemplo, $9,99) crean la ilusión de una oferta atractiva, a pesar de que la diferencia real es mínima.

Carla González Sahelices.

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