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Cambio de logo: Todo o nada

Cuatro cambios de logotipo que definieron el rumbo de su empresa

El elemento más característico de cualquier empresa es su logotipo, un símbolo que representa e identifica a la marca y es capaz de aportar y comunicar valores de la misma.

Desde el nacimiento del propio comercio, los artesanos creaban símbolos para identificar sus productos y así, poco a poco, ganar reputación gracias a su buen trabajo. Si bien el concepto moderno de logotipo nace a partir de 1.800 con la revolución industrial, al producir en masa había una necesidad aún mayor de identificar tus productos. Con el paso de los años el proceso se ha ido convirtiendo en un arte de significación y simbolismos con el fin ya no solo de identificar, sino incluso de seducir por si solo, gracias a las connotaciones y la información previa que conocemos de esa marca.

Es por eso que uno de los movimientos más arriesgados para una marca es cambiar su imagen, su seña de identidad. Pero este riesgo no se toma a la ligera, y siempre hay una buena razón y necesidad detrás, un intenso y minucioso proceso creativo y de investigación para lograr el mejor resultado posible. Aunque, como veremos a continuación, no siempre se acierta.

Y empezamos fuerte, con el conocido como el mayor branding en la historia de la automoción, a cargo de la gigante Volkswagen. Representando el espíritu de la empresa, en constante persecución de la innovación y el diseño, sumado a su nueva apuesta por los coches eléctricos como línea principal de negocio. Es por todo esto que han querido dotar a su logo un aspecto mas refinado y sutil, simplificando sus formas y evocando a las luces de neón, en alusión a su apuesta por lo eléctrico.

Instagram, por su parte, también apostó por un cambio radical, uno que dividió y sorprendió a todo el mundo pero que, con el paso del tiempo, muestra ser uno de los cambios más eficaces y acertados de los últimos años. Abandona la imagen de una cámara analógica Polaroid por una simplificación de sus formas y el uso del degradado, dando un aire mucho más digital y moderno a la empresa, a la par que sigue remitiéndonos al concepto base de su marca: hacer y compartir una fotografía en cualquier momento y lugar.

Pero no todos los cambios son un éxito rotundo o un fracaso. Y ahí está Pepsi para recordárnoslo. Con el paso de los años, al igual que con Instagram, nos hemos acostumbrado y, siendo honestos, atiende a motivos lógicos de adaptación a medios digitales, simplificando sus formas, a la par que mantiene el dinamismo, haciendo más pronunciada su icónica curva.

El problema viene cuando no tienes en cuenta todos los factores: competencia, público, asociaciones… y eso le ocurrió al gigante de las bebidas azucaradas: dejó en ‘bandeja de plata’ la bromita para sus “amigos”, con propuestas tan originales como veis.

A pesar de ello, ha demostrado ser un cambio eficiente y acertado, perdurable en el tiempo y con una identidad propia, capaz de conectar con su público.

Por último, Braun nos demuestra que no todos los cambios tienen que ser rompedores para ser acertados. Siempre manteniéndose fieles a su esencia de utilidad, sencillez y durabilidad, han sabido evolucionar su diseño de forma progresiva y coherente, de la mano con sus líneas de productos. Un ejemplo de como un buen diseño es sostenible durante casi un siglo sin apenas modificaciones.

 

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https://mglab.es/servicios/diseno-grafico-e-identidad-corporativa

 

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